BRINDANDO SOBRE LOS ESCOMBROS

LA CENSURA QUE DERRIBÓ UN CANAL

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viernes, 11 de septiembre de 2015

DAIA Y ENCUBRIMIENTO: EN EL LUGAR DE SIEMPRE



El 28 de setiembre de 1995 tuvo lugar una audiencia sobre el atentado a la AMIA en Washington,  donde un líder judío norteamericano denunció claramente que en Argentina el juez Galeano estaba desviando la investigación,  y consumando el encubrimiento bajo órdenes de Menem.   A su turno, el representante argentino y titular de la DAIA Rubén Beraja descalificó por completo esas denuncias,  respaldó al juez,  a la SIDE y al presidente Menem,  y sostuvo que el atentado estaba prácticamente esclarecido.   La transcripción de las declaraciones de algunos de los participantes reviste gran interés, en momentos en que comienza a juzgarse el rol de la DAIA como aval y sostén de Galeano y Menem. 

MI NOTA EN REVISTA CONVERGENCIA Nº 59,  DE SETIEMBRE 2015.


El Comité de Relaciones Internacionales del Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica dedicó una sesión para escuchar testimonios de investigadores y protagonistas de diversos aspectos de la investigación del atentado perpetrado en Buenos Aires el año anterior.    
Beraja informó a los asistentes que el juzgado había logrado llegar a las siguientes conclusiones:
  1. Los terroristas habían contado con apoyo de personal diplomático o personas ligadas a la embajada de Irán en Buenos Aires;
  2. Bajo esa inmunidad diplomática células de activistas identificados con fundamentalistas islámicos se establecieron en Argentina para el apoyo logístico previo al ataque:
  3. Grupos vinculados al comercio ilícito de autos,  incluyendo algunos miembros de la policía de la Provincia de Buenos Aires, estuvieron involucrados y proveyeron apoyo a los terroristas
  4. Ciudad del Este,  Paraguay,  ha sido un centro de soporte.
El titular de la DAIA expresó entonces que se trata de conclusiones logradas con gran esfuerzo por el juzgado,  enriquecidas con las investigaciones llevadas adelante en la esfera de la Secretaría de Inteligencia del Estado,  que se encuentra bajo la autoridad del Presidente, y que permitieron concluir la responsabilidad de Hizballah.      

El rabino Avi Weiss era un conocido dirigente comunitario norteamericano que días después del atentado a la AMIA tuvo su primer contrapunto con Beraja cuando en Buenos Aires criticó al gobierno de Menem y denunció las pavorosas deficiencias de seguridad,  siendo de inmediato desautorizado por Beraja,  que lo acusó de “tremendista”.
Luego,  en el hearing del congreso norteamericano en 1995,  el rabino no se anduvo con rodeos.   “Es mi convicción que el gobierno de Argentina está desviando la investigación y llevando a cabo un encubrimiento.  Esta conclusión no es una mera especulación”.   Así comenzó Weiss,   explicando los lazos de Menem con el terrorista sirio Monzer Al Kassar,  y circunstancias concretas,  como la ausencia de los policías que debían custodiar tanto la Embajada como la AMIA,  el desoimiento de advertencias previas,  y el interés de dejar afuera de la investigación a los sirios.    Weiss relató en esa audiencia de setiembre de 1995 el primer vergonzoso intento de soborno a Telleldín,  cuando aún no se había consumado el segundo:   contó a los congresistas norteamericanos que Vergez,  un represor vinculado a la SIDE,  le había ofrecido al doblador de autos un millón de pesos-dólares y su libertad a cambio de culpar falsamente a unos libaneses detenidos en Paraguay.     Como hoy sabemos,  ese intento se frustró, de lo contrario en lugar de Ribelli y demás policías bonaerenses los presos hubieran sido los libaneses “paraguayos”.
El norteamericano Weiss varias veces se refirió,  categóricamente,  a encubrimiento gubernamental, y reclamó de su gobierno -ingenuamente-  que reaccionara frente a esas maniobras,  porque el mensaje de impunidad del terrorismo terminaría estallando dentro del propio Estados Unidos.     Y se refirió a las presiones que sufrió en un viaje a la Argentina a raíz de sus denuncias.  En esa oportunidad había declarado que no se iba a investigar a fondo porque podría quedar en evidencia que gente del más alto nivel estaba involucrada.  El presidente Menem lo llamó “delirante”,  y Galeano lo citó a declarar.  Dijo que estuvo encerrado seis horas en un muy pequeño cuarto.   Y que entendió que el verdadero propósito del juez esa tarde fue intimidarlo y forzarlo a retirar sus acusaciones.  “Y sentí que el poder judicial allí,  a diferencia de los Estados Unidos donde contamos con precisos chequeos y balances,  toma sus órdenes de muy arriba,  posiblemente del presidente mismo”. 
Tras la contundente descripción del rabino,  Beraja volvió a pedir la palabra para expresar que no quería polemizar con Weiss,  pero “no puedo concordar con su dramática visión de la Argentina. Nosotros,  la dirigencia judía, contamos con total libertad para decir lo que creemos que tenemos que decir”.      

Weiss lamentó que no se hubiera presentado ningún representante del gobierno argentino para responder las acusaciones de encubrimiento.  No hizo falta,  el lugar fue ocupado por la DAIA.  Como siempre.

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